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Hace unos meses me invitaron a la presentación del disco The Riverman, de Joaquín García. No lo conocía, así que decidí aventurarme para ver de qué iba su propuesta. ¿Cuál fue mi sorpresa? un mexicano que canta en inglés y cuyo showcase fue un momento de relajación total, donde me olvidé literalmente de todo lo que había afuera del lugar. El tiempo pasó (este paréntesis representa los días transcurridos) y se me presentó la oportunidad de hablar con él, tuvimos una plática muy padre en la que obviamente tenía que preguntarle sobre el tema que da origen a este blog. Chequen lo que me dijo.

¿Cómo fue tu encuentro con la industria musical?, el paso del hobby a lo profesional.
J: Lo que pasó fue que conocí a la gente de Pedro y el Lobo. Los conocí justo en ese momento donde ellos ya habían decidido ser una disquera, fueron las primeras personas que se interesaron en mi música y que me hicieron pensar en sacarla de casa de mis papás, que era donde tocaba para mis amigos íntimos.

¿Cómo empezaste a asimilar todo el rollo de meterte a registrar canciones, las editoras, las agregadoras digitales, etc.? ¿Te vino toda esa información de golpe?
J: Pues más o menos. Una ventaja de crecer al mismo tiempo que la disquera fue que nos íbamos encontrando muchas de estas cosas. Empezamos buscando en internet como podíamos agregar nosotros las canciones a Spotify, nos encontramos estas páginas donde pagas un precio fijo y te las suben. Después de haberlo hecho como tres años, se nos acercaron y nos dijeron «nosotros hacemos esto como agregadora», y nosotros «wow, que maravilla». Lo que más shock ha sido, es lo difícil que es hacer que la gente te escuche, no solo porque el género ya no es tan popular, sino porque la escena mexicana es muy difícil.

Por lo que puedo percibir, hay un story telling en el disco… ¿Por qué Lovers termina solo con batería y guitarra?
J: Fue una decisión. Lovers es una canción que te lleva a un plano muy hetereo, como estar en un jardín bajo la lluvia. Cuando acaba, no quise que pareciera un sueño, sino algo que tienes que integrar al resto de todo lo que escuchas en la vida. Un wake up call para darte cuenta dónde estabas antes de escucharla y dónde estás después, que provoque un «¿qué hago ahora?».

¿Cómo defines a tu público?
J: Ufff, que difícil pregunta. Es un público hípster, sin duda. Uno al que le gusta ir al antro, pero que si ven un poco de emoción, los satisface más. Es gente que se deja sorprender.

¿Qué elementos tomas en cuenta para hacer una colaboración con alguien?
J: Su personalidad. No me importa qué tipo de música toquen, ni dónde, ni qué tan entrenados están. Me interesa que podamos comunicarnos bien y que le pongan su feeling.

De tener oportunidad, ¿firmarías con una major?
J: Sí. Con tal de siempre cuidar lo que ya he hecho aquí, haciendo conciertos con bandas independientes. En la escena mexicana hay bandas independientes haciendo las cosas mucho mejor de lo que se escucha en MTV todos los días. Si me negaran la oportunidad de crecer con la escena local, entonces no lo haría.

¿Cómo describes tus presentaciones?
J: Acústicas en lugares de menos de 100 personas. Las tocadas ruidosas me incomodan mucho, porque no se le pone tanta atención a la persona que está en el escenario. El año pasado estuve tocando mucho en departamentos, era la situación ideal porque era algo super familiar, la gente estaba en su zona de confort y de repente ahí había algo que no habían visto. Así es como se conecta la gente con mi música, no dándole play 30 segundos.

¿Qué les dices a las personas que están iniciando su carrera musical?
J: Ésta es difícil. Una parte de mí quiere que cambie la escena, que se revolucione la forma de hacer música, que le entren con todo. Pero otra parte de mí está muy orgullosa de como lo hemos hecho en Pedro y el Lobo, y de que todos podamos tener chambas alternas. Si la música ocupa un espacio en tu vida, aunque sea chiquito, puedes alimentar la escena creando cosas increíbles que ayuden muchísimo a la cultura del país sin tener que apostar todas tus cartas, ni negarte a todo lo demás de la vida. Siempre que tenga sentido hacer música, hacerla, pero no pelearse con el mundo por eso, porque te distancia mucho de la gente y ya no queremos esos rockstars que están en otro universo. Lo importante es la música de la vida, y si la vida va chido, la música va a estar chida y no se estancará tu discurso.

Una palabra que defina a The Riverman
J: Resolución.

La última pregunta, y la más importante de todas… ¿hamburguesa o pizza?
J: Pizza, toda la vida.

Aquí les dejo los perfiles de streaming de Joaquín y sus redes sociales. Vale la pena escuchar su propuesta.
FB: Joaquín García TW: @TheLocalU

Imagen: José Luis Isoard

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